¿Podremos ser capaces de adaptarnos a esta nueva realidad?
Desde que empezó la pandemia, con el confinamiento y las medidas exigidas de distanciamiento social, se están alterando en muchos casos nuestras capacidades de regulación emocional. Quien no ha experimentado emociones desagradables que no parece que vayan a disminuir sino a incrementarse a consecuencia de la amenaza de un nuevo confinamiento por el empeoramiento en los últimos meses de los datos que a diario se publican por los diferentes sistemas de salud pública.
Parece como si el final del túnel hacia una vida como la que antes de llevábamos, queda todavía muy lejos y el miedo al contagio cuando se sale de casa, se acude al lugar de trabajo, a un centro médico o a tocar objetos cuando se va de compras, puede agudizarse cuando el miedo al contagio lo percibimos como una amenaza impredecible, desconocida y difícil de controlar.
Cuando se agudizan todos estos miedos, pueden dar paso a disfunciones psicológicas todavía más acentuadas como los trastornos de ansiedad generalizada, las fobias o los ataques de pánico que pueden dificultar mucho nuestras vidas y poner a prueba nuestro bienestar y equilibrio emocional.
El punto y final a la pandemia llegará más pronto o más tarde, sin embargo, tal y cómo afirma el Dr. Luis Gutiérrez Rojas, Psiquiatra del Hospital Universitario San Cecilio de Granada “Después de la actual situación es previsible que nos enfrentemos a un incremento de enfermedades mentales” y es que el hecho que desaparezca el coronavirus, no va a hacer que desaparezcan las secuelas que a nivel psicológico se van a producir en la población a consecuencia de la situación por la que se ha tenido que pasar del miedo al contagio, ansiedad, desesperación o tristeza y preocupación, por citar sólo algunas situaciones agravantes.
A esto, el Dr. Gutiérrez añade que cuando finalice la pandemia también “habrá mayor frecuencia de ansiedad y depresión en los próximos meses y, por supuesto, fobias, especialmente agorafobia o miedo a los espacios abiertos” acompañadas con episodios de pánico.
Quizá no sea necesario esperar a que todo esto finalice para observar un aumento en el número de personas que solicitan ayuda por ataques de pánico, trastorno de ansiedad o fobia a salir a la calle por temor a contagiarse o por el agotamiento mental que arrastramos a causa del anterior confinamiento y que pueden hacer difícil una adaptación a esta nueva realidad sin la debida ayuda de un profesional de la psicología.
Pero, ¿Qué es la Fobia, el Ataque de Pánico o el Trastorno de Ansiedad Generalizada?
Por su parte, la FOBIA se define como un miedo intenso e irracional y desproporcionado hacia una situación,actividad, persona, animal o cosa. En este sentido, las fobias pueden verse incrementadas en algunas personas a consecuencia de la actual pandemia; por ejemplo, hay personas que habiendo superado las fobias que padecían están sufriendo o podrán padecer recaídas.
En cuanto al Trastorno por Ataque de Pánico, es la aparición inmediata de miedo o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos. Puede acompañarse con síntomas como palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo, molestias en el pecho, náuseas, sensación de mareo, escalofríos o calor, hormigueo, sensación de que lo que vives no es real o de no ser uno mismo, de miedo a perder el control, a “volverse loco” o incluso a morir.
El Trastorno de Ansiedad generalizada ocurre cuando experimentamos de forma continuada preocupaciones excesivas que suelen aparecer en forma de cadena de pensamientos sobre un peligro o desgracia futuros dónde, lo que ocurrirá, se percibe como impredecible e incontrolable. Cuando estas preocupaciones se hacen disfuncionales, es decir, cuando nos impiden llevar nuestra vida normal, la cadena de pensamientos se hace difícil de controlar por sí mismo y suele requerir de ayuda psicológica.
¿Y yo? ¿Tengo Trastorno de la Ansiedad Generalizado?
La ansiedad ante un peligro como el coronavirus, en principio, cumpliría una función más bien adaptativa que incluso podría ayudar a disminuir la probabilidad de sufrir un contagio, ya que nos mantendría alerta ante cualquier amenaza.
Sin embargo, si todo ello va más allá y experimentas un malestar caracterizado por ser continuo, diario y habitualmente duradero a la vez que incapacitante que no te permite llevar a cabo tus tareas diarias, puede que estés experimentando un Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Si a esa ansiedad de la que hablamos añades una preocupación excesiva, la anticipación de peligros o de desgracias futuras, posiblemente es porque estés padeciendo un Trastorno de Ansiedad Generalizada. Este trastorno suele acompañarse además con somatización, es decir; de una sintomatología a nivel físico producida por la preocupación constante y por la sensación de malestar, por la sensación de haber perdido el bienestar y de no encontrarse nunca a gusto.
Por otra parte, si observas que te vienen un en determinados momentos situaciones intensas pero no duraderas de pensamientos constantes de amenaza o muerte inminente o creencias de contagio, y sintomatología física como desvanecimiento, palpitaciones, mareos o vértigos puede que estés experimentando episodios de Trastorno por ataques de pánico.
¿Recuperaremos nuestro bienestar emocional?
Resulta complejo prever con exactitud algunos escenarios, pero es preciso considerar las resistencias que pueden presentar cada persona.
Por ejemplo, algunas personas puedan experimentar dificultades para restablecer la rutina anterior a la pandemia en el ámbito social, laboral o escolar, lo que les llevaría a tener que solicitar ayuda psicológica.
¿Es normal que me sienta así? ¿Qué puedo hacer?
Es muy importante que sepas distinguir entre la ansiedad normal que cualquier persona podría experimentar en una situación de amenaza como es la pandemia, de un Trastorno de Ansiedad Generalizada. En este sentido, ten en cuenta que cualquier situación amenazante y estresante, como la que estamos viviendo, puede generarnos estados de ansiedad que, controlados, más que ser malos para la salud mental, cumplen con una función; la de protegernos de aquello que consideramos como peligroso, como lo es, el podernos contagiar por coronavirus, el tener que pasar por la UCI o el experimentar luego las secuelas de la enfermedad podría dejarnos.
En cualquier caso, si experimentas los síntomas descritos para la Fobia, el Trastorno por Ataque de Pánico o el Trastorno de Ansiedad Generalizada necesitarás recurrir a la ayuda psicológica profesional ya que cuanto antes inicies el tratamiento mejor será el pronóstico y evolución del problema.
Además, si eres de un grupo emocionalmente vulnerable por haber experimentado ya antes dificultades emocionales como ansiedad, depresión, dificultades en el estado de ánimo o si ya padecías alguna patología psicológica previa, quizá necesites ayuda para poder adaptarte con más garantías a esta nueva situación, mientras continúe y después, cuando finalice.