Dependiendo de cada suceso, las Crisis Vitales pueden tener dos orígenes: Crisis Esperadas y Crisis Inesperadas:
Las Crisis Vitales Esperadas pueden producirse a consecuencia del cambio de etapa vital que experimentamos, por ejemplo, cuando llegamos a la adolescencia, a la mediana edad (crisis de los cuarenta) o en la tercera edad. También serían crisis aquellas que llegado el momento nos generan ansiedad, incertidumbre, confusión, miedo como la incorporación en el mundo laboral, la finalización de los estudios, los ascensos laborales, el abandono del domicilio familiar de los hijos (también llamado Síndrome del nido vacío.
En cuanto a las Crisis Vitales Inesperadas sus causas más frecuentes pueden ser todos aquellos procesos de pérdida que ocurren, por ejemplo, a consecuencia de la pérdida de un ser querido por defunción o por distanciamiento al emigrar a otra ciudad o país, pérdida del trabajo, de la salud por enfermedad o a consecuencia de un accidente o la pérdida de una relación sentimental por ruptura que hacen tambalearse los cimientos de todo nuestro mundo.